viernes, 19 de febrero de 2010

Día 3. Noche decepcionante, viaje a Viena y todos boquiabiertos

Esta crónica se inicia donde nos quedamos ayer, en el primer “paseo nocturno” que planteamos en nuestra planificación.

Los chicos estaban bastante ilusionados y con muchas ganas de “fiesta” así que nos desplazamos en el tranvía número 6 hasta la zona de Nugaty para visitar un pub que nos recomendó un simpático camarero a mediodía, el Morrison's. El ambiente parecía muy propicio para pasar una grata velada, varias plantas con ambientes diferentes, juegos, televisores, etc, hasta que se nos desmontó el plan cuando un poco simpático hombrecillo de seguridad nos impidió el paso por ser la mayoría de nosotros menores de edad. Al final, un peatón algo más amable nos indicó un tranquilo pub donde pudimos tomar un refrigerio tras el chasco inicial. Los chicos estuvieron muy tranquilos allí, quizás algo menos de lo que les hubiera gustado, pero bueno, fue una buena toma de contacto para conocer la noche europea. Seguro que mejorará!! La vuelta al hotel la hicimos en taxis, los cuales acudieron como moscas a la miel tras vernos apostados en una acera pasando un frío de aupa. Aquí vamos a lanzar una lanza en contra del gremio del taxi de Budapest. Para un mismo trayecto de aproximadamente 1 km, nos cobraron desde 700 forintos (los más afortunados) hasta 6.000 (me suena a timo). Ya sabemos que un turista en un taxi es un caramelito para aquellos taxistas sin escrúpulos! En general los chavales no han quedado muy satisfechos con la hospitalidad húngara, salvo la chica del supermercado, que nos ha sugerido los mejores pasteles y dulces de la zona.

La llegada al hotel fue tranquila, pero no la noche. Diremos que esta noche no nos ha dejado descansar lo que hubiésemos querido, ya que los chavales han estado alborotando y su comportamiento seguro que mejora en los próximos días. Un par de horas de sueño nos van a restar efectividad para el día siguiente.

Partimos hacia Viena aún recordando que uno de nuestros alumnos presenció una escena surrealista en las termas con un secador de pelo (nadie de nosotros quisiera verse en tal situación, aunque nos reímos bastante).

El viaje a Viena ha sido muy tranquilo, un par de horas largas y llegamos al hotel Hilton, donde nos ha recogido Uri, un magnífico guía que hablaba perfectamente español tras haber vivido un tiempo en Barcelona. La verdad es que Viena nos ha dejado sorprendidos a todos desde el principio, es una señora ciudad con todas sus letras, y se percibe un elevadísimo nivel de vida entre sus gentes. Nos ha mostrado el centro de la ciudad, con su ópera y sus edificios más emblemáticos y nos ha dejado orientaciones para proseguir con la visita en los próximos 2 días. Hemos realizado 2 paradas, una en la casa de las flores, de la que podéis ver una foto aquí mismo,

y otra en el Palacio de Belvedere, un magnífico emplazamiento en el que hemos estirado las piernas un rato tras las horas de autobús.

Nos acabamos de instalar en el hostal y las habitaciones resultan muy agradables. Cenamos rápido y salimos pitando para el centro de Viena, con dos itinerarios a elegir. Quien quiera ir a un concierto de música clásica, podrá hacerlo pero teniendo en cuenta que tendrá que desembolsar unos euros (en torno a 35 nos ha dicho Uri), y a quien no le vaya mucho el tema musical, puede ir a tomar algo a la zona del Triángulo de las Bermudas, en la que parece hay un ambiente muy acogedor y animado.

Escrita por Diego Adelantado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario